lunes, 23 de enero de 2012

El gran perdedor

Por Fernando Vázquez Rosas

(Publicado en La Verdad del Sureste, el lunes 23 de enero de 2012)

Aunque aún faltan ligeramente más de cinco meses para el día de la elección y once para que concluya el sexenio, ya es posible advertir que el gobernador Andrés Granier es quien acumula el mayor caudal de pérdidas en la escena pública tabasqueña.

Lo primero que Granier perdió fue el control del gobierno. Inició el ejercicio de su administración con un tren populista que terminó por descarrilar las finanzas estatales. Las consecuencias del dispendio, los privilegios y la falta de controles fueron la desaparición de programas sociales y el despido de miles de burócratas a quienes se echó al desamparo con todo y sus familias.

Es cierto que Tabasco vivió estos años problemas inéditos. Pero un hombre con visión y liderazgo hubiese convertido las crisis en oportunidades para el desarrollo. Granier quizá quiso, pero no pudo.

La inundación de 2007, por ejemplo, fue la gran oportunidad para detonar el futuro de la entidad. Todo estaba destruido, había todo por hacer. La refundación estatal hubiese significado mucha inversión, muchos empleos.

Urgido Calderón de legitimidad, sobre todo en Tabasco por ser la tierra de López Obrador, Granier tuvo la oportunidad de capitalizar esa necesidad política en inversiones para la entidad.

La constante del gobernador, sin embargo, fue de pugna con la Federación mientras en la entidad se acentuaba la falta de obras y seguían las inundaciones. Frente a las crecientes complicaciones Granier anunció medidas de austeridad que fueron desmentidas con casos como el bono de fatiga, privilegiados viajes de su hijo en aeronaves oficiales y aguinaldos cuantiosos.

Con el derrumbe de su administración Granier también perdió la popularidad. Llegó a la gubernatura con casi diez puntos (más de 80 mil votos) arriba de Raúl Ojeda, su más cercano competidor, pero ahora prácticamente siete de cada diez tabasqueños no le confiaría las llaves de su casa.

Aunque inicialmente era susurro, el rechazo a Granier fue haciéndose cada vez más evidente y sentido. Personas que de cariño le decían “químico” o “chelito” ahora se dicen arrepentidas de haberle dado su confianza. El ánimo púbico no le favorece al todavía mandatario a grado tal que hay quienes lo consideran el peor gobernador de la historia de Tabasco.

Y como una cosa lleva a otra, Andrés Granier terminó por perder el control político de la entidad. Toda la primera parte de su mandato, de hecho, se criticó que quien realmente llevaba las riendas del gobierno era el secretario Humberto Mayans, su delfín para sucederlo en el cargo.

Pero Granier no pudo imponer a Mayans ante la imposibilidad de burlar los estatutos priistas. El gobernador optó entonces por su secretario de Salud, Luis Felipe Graham, a quien empujó con gasto publicitario y elogios a su labor que son señas políticas que marcan la línea. Pero Granier tampoco pudo imponer a su segundo delfín.

La candidatura del PRI a la gubernatura está perfilada para Jesús Alí de la Torre, ex alcalde de Centro, quien fue designado por el Comité Ejecutivo Nacional del tricolor a instancias del aspirante presidencial Enrique Peña Nieto. Granier impulsó dos opciones y en los dos casos perdió.

Hacia adentro de la entidad el gobernador también tuvo problemas. La carta de Granier para la rectoría de la UJAT era Rodolfo Campos Montejo, quien acatando las instrucciones del mandatario pidió licencia al cargo de presidente del Tribunal Superior de Justicia y se dejó llevar por una cargada que incluyó ex rectores de la máxima casa de estudios.

Sin embargo, las cosas tampoco le resultaron al gobernador, quien se vio rebasado por un rechazo colectivo hacia Campos Montejo y por el cuerpo académico que tomó la decisión de nombrar rector a José Manuel Piña, el favorito de Candita Gil, ahora ex rectora y aspirante al Senado, a quien se atribuye haber pasado por encima de la voluntad del gobernador.

No fue, de hecho, la primera vez. En 2004 Candita Gil llegó a la rectoría de la UJAT con el aval del entonces mandatario Manuel Andrade. Pero en 2008, cuando llegó el tiempo de cambiar rector, Candita no era la favorita del actual gobernador y sin embargo consiguió ser designada para un segundo periodo. En la UJAT Granier perdió ante Candita Gil y ante José Manuel Piña, que nunca fueron sus favoritos.

Iniciado ya 2012, Granier está ahora por perder el control de la elección pues versiones indican que, dadas las particularidades del caso tabasqueño y el riesgo de que la oposición avance, el Comité Ejecutivo Nacional del PRI tomaría la responsabilidad de la campaña en la entidad.

Así las cosas, el gobernador suministraría recursos y personal, pero la operación estaría a cargo de quienes designe la dirigencia nacional tricolor. Y en política la norma es clara: si el PRI gana será triunfo del CEN, pero si pierde será responsabilidad del gobernador.

Con todo, aún después de la elección Andrés Granier todavía tiene mucho más que perder. Si gana el perredista Arturo Nuñez estará en riesgo de que se inicie una auditoría a su administración con resultados que podrían desfavorecerle a él mismo o a sus colaboradores. Más allá de la exhibición de su desaseo administrativo, las cosas podrían tomar rumbos penales.

Pero si Jesús Alí gana, el actual gobernador también estará en riesgo porque el ex alcalde de Centro no le debe nada. Alí no fue el favorito de Granier para la alcaldía de Centro y sin embargo, descartado José Escayola, pudo encarrilarse y ser presidente municipal. Alí tampoco gozó del impulso de Granier para la gubernatura y es ahora el virtual candidato del PRI.

Es más, Granier no sólo no ayudó a Jesús Ali sino que le manifestó abierto rechazo, como el hecho de que no asistió a su Segundo Informe de Gobierno, siendo ambos priistas, cuando sí acudió al de alcaldes perredistas. Por eso no sería raro que desde los tiempos de campaña Alí comenzara a deslindarse de Granier, porque no le debe nada y también para sacudirse el desprestigio de la actual administración estatal, que podría restarle votos.

Andrés Granier ha perdido todo: el manejo de la administración, la popularidad, el control político de la entidad, la sucesión gubernamental y hasta la estabilidad propia en los años posteriores a su administración que podrían significarle muchos problemas, incluso cárcel. Si ahora se mantiene en el poder es porque el mandato constitucional indica seis años de gestión. Sólo faltan 11 meses.

fernandovazquezr@gmail.com
@fer_vazquezr

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