miércoles, 25 de abril de 2012

ES TIEMPO DE HABLAR (TV)
Testimonio de un ex espía del Gobierno del Estado de Tabasco

Siempre se dice, se rumora, se cuenta, que en Tabasco el Gobierno del Estado tiene espías, que se intervienen llamadas telefónicas, que se sigue a tal o cual persona o político. Ahora hay evidencia de que esto, en efecto, ocurre. ¿Cómo opera? ¿A quiénes se espía? ¿Desde dónde se hace? ¿Con qué recursos? ¿De qué manera? He aquí el testimonio de un ex espía.

(Programa del martes 24 de abril de 2012, Canal 10 Cablecom, Villahermosa, Tabasco)

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ES TIEMPO DE HABLAR es dirigido y conducido por el periodista Fernando Vázquez, bajo la producción del periódico 15 MINUTOS.

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lunes, 23 de abril de 2012

Mayans y los Sibilla

Por Fernando Vázquez Rosas

(Publicado en La Verdad del Sureste, el lunes 23 de abril de 2012)

En la época del presidencialismo autoritario los mandatarios mexicanos siempre buscaban justificar su actuación, por más reprobable que fuera, con el argumento de que lo hacían para proteger los altos intereses de la Nación, por la conveniencia de la patria.

Ahí está el caso de Gustavo Díaz Ordaz, quien justificó de esa manera la matanza de Tlatelolco. En 1977, cuando fue nombrado Embajador de México en España, respondió enfurecido una pregunta sobre el tema que le hizo un reportero.

“Pero de lo que estoy más orgulloso de esos seis años —dijo Díaz Ordaz— es del año de 1968, porque me permitió servir y salvar al país, ¡les guste o no les guste!, con algo más que horas de trabajo burocrático, poniéndolo todo, vida, integridad física, horas, peligro, la vida de mi familia, mi honor y el paso de mi nombre a la historia, todo se puso en la balanza. Afortunadamente salimos adelante. Y si no ha sido por eso usted no tendría la oportunidad, muchachito, de estar aquí preguntando”.

Los Presidentes de la República de aquel entonces, todos priistas, eran poco tolerantes a la crítica, se enardecían ante preguntas que les resultaban incómodas e incluso hacían todo por tratar de apagar la libertad de expresión. El Excélsior de Julio Scherer García y el Unomásuno de Manuel Becerra Acosta son un par de casos ejemplares.

La reacción de Humberto Mayans ante la pregunta sobre los “intereses mezquinos decisorios” que le hicieron los hermanos Jesús y Emmanuel Sibilla Oropesa en Telereportaje, el lunes 16 de abril, recuerda aquella época del presidencialismo autoritario.

“No son los tiempos para meternos en esos temas”. “(El tiempo de la entrevista) no lo podemos agotar en aclarar cosas del pasado”. “La gente lo sabe, ¿para qué aclaramos lo que ya se sabe?” “Es un tema que, yo creo, políticamente debe ser tratado después”. “No me puedes imponer que yo te responda algo que es inconvenientemente político para mí responder en este momento”. “Políticamente para mí y para Tabasco no es conveniente”.

Los pretextos de Mayans para evadir la pregunta fueron reiterativos, siempre sobre el mismo eje: “No es conveniente, no por mí, no es conveniente por el ambiente político del Estado, porque estamos en campañas, no es conveniente políticamente para nadie”. “Si yo vengo a enrarecer con cosas del pasado reciente ese ambiente, pues no estoy contribuyendo a hacer un proceso respetuoso”.

Humberto Mayans, formado en el régimen priista autoritario, confunde su agenda política con la agenda pública. Somete —él sí— el interés público a su interés personal. Determina en el discurso, como acostumbraban hacerlo los presidentes del PRI, cuál es la conveniencia del Estado. Busca pensar por todos. Se anuncia poseedor del título de propiedad de las preocupaciones colectivas.

Pero se equivoca, porque su conveniencia política personal o la de los partidos que lo han postulado al Senado —el PRI y el PVEM— no es necesariamente la conveniencia del pueblo tabasqueño. Vaya, su interés electoral no son a fuerza los intereses de los ciudadanos.

Y los ciudadanos tabasqueños merecen saber lo que ocurrió en torno de la candidatura del PRI al gobierno de Tabasco, porque no estaba en disputa un negocio privado sino la gubernatura misma, dentro de lo cual Humberto Mayans fue actor principal.

Es entendible que tal vez se haya arrepentido de sus propias palabras, de su propia actuación y que por cálculo político electoral evada el tema. Pero la memoria colectiva es implacable y es justo el derecho a saber cuáles eran esos “intereses mezquinos decisorios” alrededor de la disputa del poder público. Hay que insistir: del poder público, no de un asunto privado.

Humberto Mayans prefiere callar con el argumento de que eso es lo que conviene a Tabasco, como si a los tabasqueños no les conviniera saber lo que ha sucedido con la sucesión gubernamental.

Es cierto que cualquier persona tiene derecho o no a contestar una pregunta. Pero en este caso específico los periodistas no le estaban cuestionando sobre un trascendido, no le estaban pidiendo una revelación, no le estaban solicitando una opinión. Los hermanos Sibilla le estaban preguntando a Mayans sobre un hecho que él mismo hizo público y, más aún, que él mismo se comprometió a esclarecer.

Es entendible, desde esa perspectiva, que la entrevista se convirtiera en un nudo, porque si Mayans no estaba obligado a dar las explicaciones que merecen los ciudadanos, a partir de su propio compromiso público, entonces los ciudadanos no estaban obligados a escuchar promesas que resultan vaciladas.

Humberto Mayans se equivoca. El interés público siempre está por encima de la conveniencia política de cualquier candidato. Y el periodismo es preguntar, preguntar, preguntar. Pero ninguna entrevista tiene sentido si el entrevistado sólo busca que se escuche su propaganda y no encara el interés público.

Por haber sido servidor público, por haber disputado la candidatura al gobierno, por ser ahora candidato a Senador, lo que ya desde ahora supone rendir cuentas porque recibirá dinero público, Mayans estaba obligado a responder la pregunta de los “intereses mezquinos decisorios”, tenía y sigue teniendo la obligación de dar explicaciones a los tabasqueños sobre su actuación pública. Siempre lo público.

En un posicionamiento que emitió momentos después de su desaguisado en Telereportaje, Mayans dice que acudió a la entrevista de buena fe, que debe tener libertad, que es una persona seria y no permite que lo sometan. Nadie duda de su buena fe ni de su libertad ni de su seriedad, pero utilizar el verbo “someter” para pretender figurar como víctima de un acoso periodístico es por lo menos un exceso y una evasiva desafortunada.

Si un joven aspira a ingresar a la UJAT debe someterse a un examen de admisión. Si una persona es contratada en alguna empresa debe someterse a un horario. Si un político va a una entrevista, debe someterse a un cuestionario. En esos términos se entiende la palabra planteada en Telereportaje. Si el cuestionario no agrada al entrevistado, es otra cosa.

Sigue Mayans en su posicionamiento: “Considero que debe prevalecer el respeto por el entrevistado y respetar su libertad de responder o no. No se trata de someter a nadie”. El ex secretario de Gobierno pide respeto pero él mismo no respeta, ya no digamos a los periodistas, sino a la audiencia, que son los ciudadanos que merecen saber a qué se refería el ahora candidato a Senador con eso de los “intereses mezquinos decisorios”.

Si Humberto Mayans no respeta a los tabasqueños, no merece ocupar una representación popular. Ya nada más faltaba que, como Díaz Ordaz, Mayans hubiese dicho en Telereportaje que si no fuera por él, los hermanos Sibilla no tendrían oportunidad de estar ahí preguntando.


fernandovazquezr@gmail.com
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“Es tiempo de hablar” (Martes, 9pm, Canal 10 Cablecom)

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