lunes, 11 de julio de 2011

Rumorología oficial

Por Fernando Vázquez Rosas

(Publicado en La Verdad del Sureste, el lunes 11 de julio de 2011)

Hace unas semanas, luego de la intensidad que tomaron los hechos violentos en Cárdenas, el gobierno de Andrés Granier dijo que haría frente a la rumorología. Para ello anunció la cuenta de Twitter @GobTabasco y en coro los funcionarios comenzaron a pedir a la población que no hiciera caso a información sin sustento oficial.

Al mismo tiempo comenzó una campaña en medios impresos y electrónicos contra la rumorología, de contenidos chocantes por simplones. La idea alude al juego del teléfono descompuesto, donde emisores y receptores van confundiendo un mensaje inicial hasta cambiarle completamente el sentido. El resultado es un total desconcierto.

Cada spot o inserción en periódicos concluye con dos slogan: “Si crees los rumores los conviertes en realidad” y “Crea conciencia… por un Tabasco libre de rumores”. Y nada más.

La cuenta de Twitter @GobTabasco tiene clara identificación, así como los boletines que proceden de la administración estatal. Pero la estrategia mediática contra la rumorología no tiene autor. En los spot o anuncios de periódicos no hay indicio de quién paga esa campaña o quién es responsable de su emisión, pese a que ha merecido abultados espacios en los medios de comunicación.

Si es una campaña del Gobierno del Estado de Tabasco, ¿por qué no la identifica plenamente como suya?, ¿o es que acaso se avergüenza de su propia idea?, ¿o busca hacer creer que si no lleva el logotipo oficial quizá los ciudadanos sean más receptivos, dado que sigue en aumento el rechazo a la administración granierista?

Aunque pareciera un asunto menor, esta campaña sin autor exhibe el estilo autoritario y de opacidad que persiste en el gobierno estatal. Autoritario, porque el gobierno insiste en decirle a la gente cómo debe pensar. De opacidad, porque emprender una campaña sin firma abre margen para deslindarse de la rendición de cuentas.

La mejor manera de hacer frente a los rumores es con información. Una sociedad desinformada busca referentes y explicaciones donde sea. Sin datos precisos, el imaginario colectivo es un río desbordado.

Por eso es una irresponsabilidad que la propia campaña contra la rumorología despierte rumores sobre su procedencia. Y si se comprueba que esa estrategia mediática proviene del gobierno, entonces serán rumores oficiales, alentados por la propia administración pública estatal.

En los asuntos del gobierno, donde se mueve el presupuesto público, no debe haber lugar para los supuestos. Por eso si la campaña contra la rumorología es oficial, hay que insistir: ¿cuánto cuesta?, ¿cómo están midiendo si da o no resultados?, ¿cuál es el sustento que permitió definir que esa era la mejor manera de enfrentar los rumores?

No es extraña la desinformación procedente del Gobierno de Tabasco. Pero siempre suceden, sin embargo, cosas que avivan la sorpresa. Y es que mientras la administración estatal no reconoce como suya la campaña contra la rumorología, el gobierno federal ya develó oficialmente que sí es una estrategia granierista y anunció que seguirá sus pasos.

En el Comunicado de Prensa No. 15-2011, fechado en Villahermosa el 4 de julio de 2011, la oficina estatal de la Comisión Nacional del Agua buscó revertir opiniones críticas sobre su trabajo contra las inundaciones. Y en ese contexto, el boletín consignó: “Conagua se suma a la campaña contra los rumores que atinadamente se encuentra promocionando el Gobierno del Estado, porque afirmaciones sin sustento, de ‘expertos’ sin aval curricular, sin el soporte de cámaras o colegios, sin el bagaje de haber hecho grandes obras hidráulicas, solo siembran desconcierto y desinformación”.

Por cierto que en ese comunicado la Conagua también exhibió un dejo autoritario porque busca establecer quiénes pueden ser o no sus críticos. Inicia el boletín: “Supuestos expertos, que carecen del reconocimiento como tales por colegios y/o instituciones académicas, provocan zozobra y desinformación en la población de Tabasco, al difundir rumores sobre riesgos relacionados con la operación de la infraestructura hidráulica, alertó Conagua”.

Luego descalifica a un crítico: “El día de hoy (4 de julio) uno de estos supuestos expertos, Carlos Armando Rovirosa Priego, aseguró en entrevista que no son funcionales los tapetes instalados en los canales de alivio y que estos deberían haberse dejado sin recubrimiento para que el agua erosionara. Lo anterior, muestra un gran desconocimiento de la historia hidráulica de la planicie tabasqueña…”

Y párrafos adelante la Conagua da el visto bueno a los críticos que sí le son simpáticos: “La Dirección Local reiteró que está abierta a las críticas calificadas. Hay reconocidos ingenieros locales, avalados por su experiencia y el amplio reconocimiento de su gremio como son Juan Wiley Cárdenas, Aristeo Embriz Santander y Heriberto López Almeida, por mencionar algunos, quienes nos han aportado su crítica, pero también su visión y experiencia en beneficio de Tabasco”.

Lo cierto es que el Gobierno de Tabasco y la Conagua están empecinados en abatir los rumores a boletinazos y campañas mediáticas. Se resisten a emprender una estrategia de información seria que dé tranquilidad a la población. Y no la impulsan porque el fondo de las cosas es que su trabajo es cuestionable. La administración de Andrés Granier va perdiendo la batalla contra la inseguridad y la Comisión Nacional del Agua tiene resultados pobres frente al problema de las inundaciones. Por eso descalifican antes que informar.

Lo que la gente tiene es miedo. Miedo a la violencia y miedo a perder todo a causa de las inundaciones. Y ese miedo es alentado por una profunda desconfianza hacia las autoridades. Los tabasqueños no le creen al Gobierno de Tabasco ni a la Conagua, por más boletines o campañas mediáticas que hagan.

Y entre el miedo y la desconfianza se abre paso el rumor, indeseable pero real, al cual las autoridades no le pueden poner freno porque están sumamente desacreditadas.

fernandovazquezr@gmail.com

● ● ●