Por Fernando Vázquez Rosas
(Publicado en La Verdad del Sureste, el lunes 28 de mayo de 2012)
Es sencillo de entender. Si a los jóvenes se les dice a diario que tienen que estudiar para ser alguien en la vida, para tener mejores posibilidades de salir adelante, para poder conseguir un empleo, para ser competitivos, para triunfar, para no quedarse marginados del progreso y las oportunidades que brinda el mundo moderno y globalizado, pues es natural que se irriten cuando el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, no puede siquiera citar tres libros.
Peña Nieto y el desprecio inicial que manifestó la cúpula priista por los estudiantes de la Ibero que criticaron abiertamente al candidato presidencial fueron el detonante de la protesta juvenil. Pero al paso de los días la manifestación ha ido clarificándose, tomando forma y creciendo. Una y otra vez los muchachos han precisado que son apartidistas, aunque no apolíticos.
Su visión es profunda. Les interesa la vida pública pero sin estigmas. Más allá de estar en favor o en contra de tal o cual candidato les importa la realidad. Y la realidad que han decidido combatir es la manipulación política y mediática, a través de la cual se busca tratar como menores de edad a los ciudadanos para que quienes detentan el poder sigan en lo suyo.
Simplemente los jóvenes advirtieron, y es lo que han salido a exponer en las calles, que los políticos siguen siendo una clase privilegiada que se dicen ciudadanos y preocupados por el pueblo pero siempre coinciden en la preservación de sus privilegios, en el encubrimiento mutuo, en conservar como moneda de cambio el silencio que es complicidad y que es impunidad.
En tanto, a ellos, los jóvenes, y al resto de los ciudadanos que no están en esa esfera política, se les tiene encima la losa pesada del desempleo, la falta de acceso a la educación superior, la pobreza creciente, los gasolinazos y aumentos constantes en los servicios, el miedo por el aumento de la inseguridad y la violencia, la corrupción, el descenso del nivel de vida, la falta de oportunidades, la esperanza moribunda y un largo etcétera que se torna infinito.
Por eso antes de aquel “viernes negro” de Peña Nieto en la Ibero debe contabilizarse en la nueva escena pública el domingo 6 de mayo, cuando se llevó a cabo el primer debate presidencial. De ese día se hizo público un video donde un grupo priistas se disponía a defender a su candidato en Twitter. Pienso que ese fue el germen de lo que sucedió después, porque si los hombres del poder ya tenían en sus manos la televisión y los medios tradicionales, los jóvenes no podían permitir que también les invadieran las redes sociales.
Y dijeron ¡Ya basta! Lo dijeron en las redes y en la Ibero, en el video de los 131 estudiantes que no son porros ni acarreados y en todos los otros 132 que se siguen multiplicando a lo largo y ancho del país, incluido Tabasco. Aquí en la entidad los jóvenes llevan rato comunicándose a través de las redes, ajenos a los medios tradicionales que ni ven ni los ven.
Aquí en Tabasco, en medio del calor, los jóvenes también sufren las altas tarifas eléctricas y los problemas de acceso a la universidad, el desempleo y el abuso de autoridad, los limitados espacios deportivos y culturales, el empobrecimiento de sus familias, el influyentismo o compadrazgo que los desplaza, las inundaciones y la inseguridad.
Por eso fue natural que los jóvenes tabasqueños salieran a las calles a manifestar su indignación y a decir, igual que ocurrió en muchas otras entidades, que son más de 131 y mucho más de 132, que quieren medios de comunicación sin ataduras políticas, que quieren democracia de verdad, que se oponen a los telecandidatos o a candidatos favorecidos por los medios, que quieren que el voto sea informado y que se respete la libertad de decidir.
Ellos, que de las aulas han salido a las calles, están convencidos de que es necesario saber pero también entender, estar informados pero también reflexionar sobre el entorno. Y están demostrando que harán todo para hacerse escuchar, de manera pacífica y ordenada. Como decían los indignados a los hombres del poder desde la Plaza Mayor de Madrid: “Si ustedes no nos dejan soñar, nosotros no los vamos a dejar dormir”.
Es el llamado a Peña Nieto pero también a López Obrador, Quadri o Josefina. En Tabasco es el llamado a Jesús Ali pero también a Arturo Núñez o Gerardo Priego. Gane quien gane los van a tener que escuchar. Gane quien gane deberá saber que si llegó al poder es porque los jóvenes, que son gran parte de la lista nominal, lo eligieron y deberá dar respuestas sin rodeos, si demagogia y sin simulaciones.
No tengo duda: Hay que celebrar la indignación de los jóvenes. Hay que celebrar que los jóvenes tomen las calles. Hay que celebrar que los jóvenes se hagan escuchar. Hay que celebrar que los jóvenes no estén pensando en el futuro, sino que estén actuando en el presente.
fernandovazquezr@gmail.com
@fer_vazquezr
“Es tiempo de hablar” (Martes, 9pm, Canal 10 Cablecom)
