lunes, 18 de julio de 2011

La lealtad de Mayans

Por Fernando Vázquez Rosas

(Publicado en La Verdad del Sureste, el lunes 18 de julio de 2011)

Hace mucho Andrés Rafael Granier Melo y Humberto Domingo Mayans Canabal hicieron un pacto inconfesable: el segundo sería el sucesor del primero en la gubernatura. Compadres a la usanza del viejo régimen priista, compartieron poder y presupuesto, fueron cómplices de abusos y decisiones, fraguaron la protección mutua.

Hasta hace muy poco el compromiso seguía. Andrés Rafael solicitaba a los suyos adherirse al aspirante y Humberto Domingo se preparaba para dar la batalla en varios frentes.

Desde sus tiempos de Secretario de Gobierno, por ejemplo, Mayans tenía ya listos los argumentos para defenderse de las impugnaciones por su recién renovada militancia en el PRI. Y es que el artículo 166 del estatuto priista señala que un requisito que debe cumplir cualquier militante que pretenda ser postulado a un cargo de elección popular es “no haber sido dirigente, candidato, ni militante destacado de partido o asociación política antagónicos al PRI, salvo que acrediten, a partir de su afiliación o reafiliación, una militancia mínima de tres años para cargo municipal, de cinco años para cargo estatal y de siete años para cargo federal”.

Mayans militó por largos años en el PRI, del que se alejó en el año 2000 señalando que no sería “cómplice de una pandilla” liderada por Roberto Madrazo. Luego de un breve paso por el PRD regresó al tricolor pero en 2012 no completaría los cinco años de nueva militancia para poder postularse a gobernador.

Sin embargo, ya tenía preparado como argumento de defensa el caso Zacatecas, donde Miguel Alonso Reyes se postuló y ganó la gubernatura aun cuando había sido alcalde, diputado y funcionario estatal bajo las siglas del PRD y sólo tenía un año de haber vuelto al PRI. La salida fue que en ese estado el Comité Ejecutivo Nacional del PRI acordó ir en alianza con otros partidos y que las candidaturas surgieran con base en las reglas que se pactaran con esas otras fuerzas, de modo que según la lógica del propio Mayans, una simple alianza electoral le abriría las puertas a una eventual candidatura.

Otra defensa que ya alistaba Humberto Domingo tenía que ver con su cuestionado desempeño como funcionario estatal. Hace unas semanas el perredista Oscar Cantón Zetina denunció públicamente que Mayans nunca se certificó ante el Sistema Nacional de Seguridad Pública pese a que era una obligación por ser el Secretario de Gobierno.

Desde aquel 22 de agosto de 2008, cuando el empresario Alejandro Martí cimbró al país al decir de frente a todos los funcionarios del país, incluido el Presidente de la República, que en el tema de la seguridad “si no pueden, ¡renuncien!”, todos los gobernadores firmaron un pacto que obligaba la certificación de elementos policiacos y altos funcionarios.

La certificación incluye tres aspectos básicos: el antidoping (para descartar el uso de drogas), la prueba del polígrafo (detector de mentiras) y diversos exámenes de confiablidad. Pero Mayans nunca se sometió a las evaluaciones. Sabedor de este punto vulnerable viajó a Boston a practicarse un antidoping, según confirmaron círculos cercanos al ex Secretario de Gobierno. El resultado de la prueba se desconoce.

Pero tan seguro estaba de su postulación, que el propio Mayans lo manifestó abiertamente el sábado 9 de julio, durante su arribo a la sesión donde tomó protesta el nuevo Consejo Político Estatal del PRI. Y es que en esa ocasión la periodista Lucero del Alba Aquino se acercó al ex Secretario de Gobierno a solicitarle una entrevista para la revista Mesa 42, que dirige el ex diputado Francisco Peralta Burelo.

--Quisiera que me abriera un espacio en su agenda para Mesa 42, estamos haciendo una serie de entrevistas a quienes aspiran a la gubernatura –le expuso la periodista. La respuesta de Mayans sorprendió: “Pero yo no aspiro, Lucero, yo voy a ser el candidato”.

--¿Esas fueron exactamente sus palabras? –le pregunté a Lucero del Alba.
--Así me dijo –confirmó la ex corresponsal de El Universal.

Un par de días después, el lunes 11 de julio, la historia cambió. Humberto Domingo Mayans acusó en Telereportaje “intereses mezquinos decisorios” y anunció su decisión de no participar en el futuro proceso interno del PRI. Vino entonces un alud de especulaciones que ha sido aderezo de la desinformación.

Que no levantaba en las encuestas y el PRI no iba a arriesgar la elección. Que la conformación del nuevo Consejo Político del PRI estatal no lo favorece. Que el rompimiento con su compadre se debe a que Fabián Granier, hijo del gobernador, está activísimo operando en favor de Luis Felipe Graham. Que el regreso de Benito Neme suena a venganza porque Mayans fue uno de los principales conspiradores contra el depuesto gobernador Salvador Neme.

Y más: Que Federico Madrazo también viene a saldar cuentas con Humberto Domingo por no haber apoyado nunca a su padre, Roberto Madrazo. Que los ex gobernadores Manuel Andrade y Roberto Madrazo advirtieron a Granier que nunca apoyarían a Mayans. Que Mayans declaró la guerra al crimen organizado junto con Granier y eso lo hace un aspirante vulnerable. Que desde la Secretaría de Gobierno se hizo de varios enemigos políticos que viven para cobrarle las facturas pendientes. Que es una estrategia de presión para hacer sentir a los priistas que sin él la oposición se alzará con el triunfo.

La lista de posibles explicaciones es abundante y puede ser toda certera. Hay razones objetivas que fundamentan cada argumento. Pero deberá ser el propio Humberto Mayans quien, tarde o temprano, tendrá que dar sus razones. Por ahora lo único cierto es que fuera ya de la contienda priista por decisión propia, está obligado a manifestar públicamente su lealtad al PRI, el partido al que una vez despreció y que lo recibió de nuevo. Y lo tiene que hacer porque Humberto Mayans, sobre todo en los años de la administración granierista, ha caminado bajo la sospecha de la deslealtad.

“Trabajaremos en las trincheras que nos asignen, con humildad y con agradecimiento profundo”, dijo Humberto Mayans aquel sábado 7 de agosto de 2010, cuando se hizo público su regreso al PRI. Por eso ahora debe decir si continuará en el PRI, si se sumará con todo al aspirante que resulte candidato de su partido a la gubernatura, si no buscará ser abanderado de otra fuerza política, si no apoyará a los aspirantes de otros partidos para quebrar al tricolor. Si le será leal, pues, al partido que lo cobijó de nuevo. Si calla, si no aclara las cosas, su propia mezquindad terminará por demostrar que sí es desleal. O dicho al revés, que sólo es leal a sus propios intereses.

fernandovazquezr@gmail.com

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