lunes, 26 de septiembre de 2011

La Cruzada por los Valores

Por Fernando Vázquez Rosas

(Publicado en La Verdad del Sureste, el lunes 26 de septiembre de 2011)

De un tiempo acá, sobre todo desde el asesinato de la familia Fuentes Esperón, el gobernador Andrés Granier y por ende todos en el aparato público estatal comenzaron a decir que había que fomentar los valores que, según su entender, se han ido perdiendo y es lo que provoca que cada vez los delincuentes sean más jóvenes y más violentos.

El pasado jueves 22 de septiembre se formalizó el propósito. Diversas dependencias y organismos, incluidas la corporaciones policiacas y la Comisión Estatal de Derechos Humanos, firmaron un convenio para llevar a cabo una “Cruzada por los Valores” en la entidad.

Según el Boletín oficial de ese día, mediante este convenio los tres órdenes de gobierno “generarán en Tabasco un gran movimiento ciudadano para la promoción de la civilidad, la unidad familiar y el fortalecimiento del tejido social”.

El comunicado de prensa destaca, como si eso fuera lo más importante, que el gobernador y su esposa fueron testigos de honor de la firma del Convenio, pues el titular reza: “Atestigua matrimonio Granier-Calles inicio de campaña estatal de valores”.

Líneas adelante, el Boletín deja ver que el discurso oficial estuvo a cargo de la esposa del gobernador y presidenta del DIF, María Teresa Calles, quien convocó a la sociedad, alcaldes, legisladores y servidores públicos a construir modelos de relaciones familiares positivas, hábitos saludables, así como actitudes competitivas y con “seguridad personal”.

Según la información, Calles llamó a luchar por una sociedad más justa y humana, basada en un desarrollo integral de la familia con valores, y hasta expuso que “si se quieren servidores públicos eficientes, éticos y sensibles, se tienen que fortalecer la responsabilidad y la superación individual”.

Me temo que esta “Cruzada por los Valores” está condenada al fracaso, no porque no importe, sino porque está encaminada a poner remedios fáciles a una realidad sumamente compleja y porque no ataca las causas sino las consecuencias.

No sería la primera vez que desde el poder se intenta, sin éxito, marcar líneas de conducta para aparentar que se toman acciones contra una realidad lacerante. Luego de la estela de corrupción, nepotismo, frivolidad y deterioro público que dejó la administración de José López Portillo en la Presidencia de la República, su sucesor Miguel de la Madrid Hurtado echó a andar la llamada “renovación moral”, aunque en la práctica continuaron los vicios del pasado pero con un poco de menos cinismo.

En Tabasco es natural que las autoridades se refieran al tema de la pérdida de valores, en especial porque la entidad no es ajena a la violencia cada vez más despiadada que ocurre en todo el país y donde los protagonistas, en efecto, suelen ser cada vez más jóvenes.

Pero no es con simples Convenios o discursos fáciles como se va a resolver el problema. Las autoridades tienen, antes que nada, la responsabilidad de dar el ejemplo a los ciudadanos de los valores que buscan promover. Y no es alusión a situaciones personales, porque el gobernante tiene derecho a que su vida privada le sea respetada, sino al ejemplo de su actuación como servidor público.

Es sencillo: si se pide honestidad a los ciudadanos, el funcionario tiene que demostrar que lo es en el servicio público; lo mismo si se habla de responsabilidad, de buenos hábitos o de cualquier otro rubro. Visto al revés, es poco probable que la “Cruzada por los Valores” tenga éxito si la gente observa que quienes la promueven son los primeros en transgredirlos.

¿Cómo pedirle rectitud a la gente si el hijo del gobernador usa los aviones oficiales para viajar con sus novias; si la comadre del gobernador, Norma Cárdenas, y toda su familia ocupan altos puestos en el gabinete; si se despide a miles de trabajadores pero se protege a unos cuantos como José Escayola; si en época de elecciones se usa hasta a la policía para ganar los votos a costa de lo que sea; si se compran diputados; si hay opacidad; o si se alientan privilegios como el “bono de fatiga”?

El gobierno además debe hacer su trabajo. Las autoridades no deberían preocuparse por que los jóvenes sean delincuentes, más bien deberían ocuparse en asegurar que los muchachos tengan opciones de escuela y empleo para evitar que se vayan por las conductas antisociales. Pedir buena conducta a un pueblo sumido en la desesperación por la pobreza y el hambre es, por lo menos, ignorar el problema de fondo.

Vaya, el presupuesto público debería dar resultados que evitasen al máximo las dificultades que terminan por llevar a la gente a olvidarse de sus valores para tratar de resolverlas. Si no hay resultados, entonces existe un problema de fondo que urge atender antes incluso de pedirle a la gente buena conducta. Exigir a un ciudadano que se esmere en su trabajo y sea productivo cuando el gobernante tiene presupuesto, muy buen salario y no rinde lo esperado es una contradicción que raya en la burla.

Pero hay algo aún de mucho más fondo. ¿De dónde vienen los problemas? ¿Cómo es que llegamos a esta situación de pérdida de valores? En su ensayo “La moral pública en México”, Jorge Carpizo expone la situación nacional que bien se adapta al acontecer estatal.

Según Carpizo, hay cinco elementos que tiene destrozada la moral pública en el país: poder, dinero, corrupción, impunidad y mentiras. Y añade que dentro de esos cinco ejes está el ambiente moral dentro del cual han crecido nuestros niños y jóvenes.

“Es el ejemplo que generaciones y generaciones de mexicanos les han dado, y estos niños y jóvenes es lo que han querido y quieren alcanzar en su existencia: poder y dinero a como dé lugar; además, si es hábil, inteligente y bien relacionado, se gozará de impunidad. ¿Se puede querer o desear algo más?”, reflexiona Carpizo.

Y añade: “La moral pública en México se encuentra enferma y es un estado difícil de superar debido a que su saneamiento implica un cambio de mentalidad, y ello es lo más difícil y lejano de alcanzar, pero es posible y debe ser posible por el bien del país”.

El poder, dinero, corrupción, impunidad y las mentiras también tienen enferma la moral pública de Tabasco. Por eso al hablar del tema de los valores hay que empezar por hacerle frente a estos ejes que aquí en la entidad tanto afectan a los ciudadanos, sobre todo a los más jóvenes.

Sí, hay que rescatar valores. Pero antes hay que insistir en las causas por las cuales se han perdido. Hay que decirlo claramente: La “Cruzada de Valores” busca nuevos códigos de conducta, pero nada cambiará si las propias autoridades siguen destrozando la moral pública al estar ensimismadas en el poder, el dinero, la corrupción, la impunidad y las mentiras.

POR CIERTO… El responsable teórico de la “Cruzada por los Valores” es el doctor dominicano José D. Batista, quien es autor de Teorías de Reingeniería Humana. Otra reingeniería.

fernandovazquezr@gmail.com

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