lunes, 3 de octubre de 2011

El Fotógrafo Oficial

Por Fernando Vázquez Rosas

(Publicado en La Verdad del Sureste, el lunes 3 de octubre de 2011)

En Rosales 206 casi esquina con Castillo, en pleno centro de Villahermosa, se ubica el “Archivo Fotográfico del C. Gobernador”. Ahí despacha Luis Francisco Collado Palacios, quien es anunciado como “Responsable del Departamento” (entiéndase del Archivo), pero también como “Fotógrafo Oficial del C. Gobernador”.

Desde luego el cargo no resta la calidad fotográfica de Collado, quien tiene méritos profesionales propios, proviene de una familia dedicada a la lente y tiene derecho a un trabajo como cualquier otro tabasqueño.

Sin embargo, la existencia de la figura del “Fotógrafo Oficial” exhibe el tipo de gobierno que se ha empeñado en mantener Andrés Granier, donde reina el culto a su persona y la creencia de que él encarna la administración pública. “El gobierno soy yo”, resumiría su tenue ideario.

Ajeno a la máxima de que el trabajo habla por sí mismo, quizá porque no hay trabajo del cual hablar, Granier se empeña en difundir su imagen a como dé lugar para tratar de perpetuar su paso por el Gobierno de Tabasco aunque sea a color y en tamaño postal.

En los lugares donde encabeza eventos públicos, el Ejecutivo estatal procura retratarse con las personas que se le acercan, a quienes se pide la dirección para luego enviarles la fotografía a manera de regalo personal con los atentos saludos del “Señor Gobernador”.

Si en el futuro no lo recuerdan por sus obras, el Químico busca que por lo menos lo vean cada vez que en las casas revisen el álbum familiar o alguien mire la foto colgada en la pared o colocada en un portarretrato. El regalito personal del gobernador, desde luego, va con cargo al erario público.

Claro que el gasto se eleva cuando la necesidad de Granier de inmortalizarse en pixeles es mayor y requiere que el “Fotógrafo Oficial” siempre vaya a su lado, lo mismo en sus recorridos a nivel nacional como internacional.

Por eso el 15 de abril de 2008 se fue con todo y “Fotógrafo Oficial” al puerto de Acapulco, donde el mandatario estuvo como invitado en la inauguración del 33 Tianguis Turístico.

El 6 de febrero de 2008 Granier y su “Fotógrafo Oficial” viajaron a la Ciudad de México donde el Ejecutivo estatal participó en el “Foro sobre las causas y consecuencias de la inundación de 2007 en Tabasco”.

Y el primero de agosto de 2007 el gobernador también se llevó a su “Fotógrafo Oficial” a La Habana, Cuba, en un viaje que duró más de 24 horas y donde el motivo fue participar en el evento denominado “Intercambio de experiencias en materia de proyectos agropecuarios, educativos y de salud”.

El relieve que le da Andrés Granier al manejo de su imagen, para lo cual cuenta con un “Fotógrafo Oficial” que lo sigue a todas partes, incluso fuera del estado y del país, contrasta con su discurso de austeridad, el despido de miles de burócratas y la desaparición de programas sociales con el argumento de que “no hay dinero”.

A la gente se le piden e imponen ajustes, porque hasta los empresarios resintieron el aumento del Impuesto Sobre Nómina parea supuestamente fortalecer las arcas estatales, mientras que el propio gobernador sigue despilfarrando el dinero público con el retrato de su ego.

Y como suele suceder en estos casos, hay opacidad sobre el área administrativa a la que pertenece el “Fotógrafo Oficial”, cuánto gana y cuáles son sus atribuciones. En el directorio formal de la Coordinación General de Comunicación Social, publicado en el portal de transparencia del Gobierno del Estado, no hay indicios de ese puesto. Más aún, aparece un Departamento de Fotografía en el cual se indica que “no hay plaza autorizada”.

Llama la atención esa negación porque es sabido que en el gobierno estatal hay un staff de fotógrafos y también de camarógrafos y reporteros que dan cobertura informativa a las actividades del gobierno, incluidas las del mandatario. Y vaya, con eso sería suficiente para dar cumplimiento a las obligaciones que tiene la administración pública de mantener enterados a los ciudadanos de sus actividades oficiales.

Pero la figura del “Fotógrafo Oficial” para mantener un registro gráfico específico del gobernador es un exceso que, más allá de la frivolidad y lo egocéntrico, contraviene el espíritu de las normas federales de evitar la promoción de imagen personalizada de los servidores públicos.

El párrafo octavo del artículo 134 de la Constitución Mexicana es claro: “La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social que difundan como tales los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público”.

La única excepción al caso está prevista en el Artículo 228, numeral 5, del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), donde se establece que “el informe anual de labores o gestión de los servidores públicos, así como los mensajes que para darlos a conocer se difundan en los medios de comunicación social, no serán considerados como propaganda, siempre que la difusión se limite a una vez al año en estaciones y canales con cobertura regional correspondiente al ámbito geográfico de responsabilidad del servidor público y no exceda de los siete días anteriores y cinco posteriores a la fecha en que se rinda el informe”.

Así las cosas, este año Andrés Granier tendrá siete días antes y cinco después del 13 de noviembre para aparecer en anuncios de prensa o spots de radio, televisión e internet con motivo de su quinto informe de gobierno. Pero nada más. Para las imágenes que acompañen el documento que haga público ese día basta con los fotógrafos de su área de prensa, que bien pueden registrar sus actividades cotidianas oficiales. No se requiere, en ningún caso, la figura del “Fotógrafo Oficial del C. Gobernador”.

La sola mención de Carlos A. Madrazo, Leandro Rovirosa o Enrique González Pedrero siempre dicen algo en quienes la escuchan. Aquellos ex gobernadores tabasqueños, por ejemplo, son recordados por sus obras, por sus acciones, por su desempeño. Y hay jóvenes ahora que saben de ellos sin siquiera haberlos visto en fotografías.

Andrés Granier está cercano ya a la puerta de salida de su sexenio y no hay legado visible. Su actitud ante la inundación del 2007, que pudo haber sido el emblema de su administración, se difuminó por su vacilante y aún cómplice actuación frente a las autoridades federales que mantienen el tema de las crecientes como un problema sin resolver y que sigue causando grandes daños a las personas y al desarrollo estatal.

Quedarán, eso sí, las cientos de imágenes que seguramente ha captado su “Fotógrafo Oficial”. Pero como el olvido no distingue posiciones sociales ni cargos públicos, en el futuro quizá los jóvenes vean las fotos de un Granier sonriente y se pregunten: “¿Y este señor qué hizo?”

fernandovazquezr@gmail.com

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