lunes, 7 de noviembre de 2011

El agua tiene conciencia

Por Fernando Vázquez Rosas

(Publicado en La Verdad del Sureste, el lunes 31 de octubre de 2011)

Escribir sobre las inundaciones en Tabasco se ha convertido en un ejercicio difícil porque ya está como muy claro lo que sucede y, sin embargo, es imposible eludir el tema frente a la quinta creciente consecutiva.

Mucho se ha contado ya que antes había más cultura del agua y que los tabasqueños tomaban previsiones que mitigaban afectaciones en las épocas de lluvias.

También se ha dicho hasta el cansancio que antes había dragas de manera permanente en la entidad y que ahora van más de 50 años que no se desazolvan los ríos, lagos y lagunas.

Igual se ha contabilizado que de 2007 a la fecha suman millones las pérdidas y cientos de miles los afectados, que las presas hidroeléctricas del Alto Grijalva tienen una dudosa operación y que el cambio climático incide en los temporales.

No se deja de observar que Felipe Calderón aseguró que Tabasco “nunca más” se volvería a inundar y no ha cumplido, que el Plan Hídrico Integral de Tabasco (PHIT) no ha resuelto las cosas y que la CONAGUA falla hasta en los pronósticos del tiempo.

Desde luego se ha señalado mucho ya que en cada contingencia el gobernador Andrés Granier se pone a repartir despensas para tratar de recuperar algo de la popularidad perdida y que siempre busca elevar al máximo la cifra de afectados para tratar de obtener el mayor monto financiero posible.

Sobre lo que rodea al problema de las inundaciones se ha insistido en la permisibilidad oficial frente a los asentamientos irregulares y el relleno de vasos reguladores, y en que los costales y muros de concreto no son la solución.

La pregunta de qué ocurrió con el dinero de las donaciones y la sospecha de que algunos se aprovechan las contingencias para hacer negocios con dinero público son otros temas recurrentes.

Y etcétera.

Sólo queda por tanto recordar una tarea, insistir en un argumento y plantear el tema con otro lenguaje.

1.- RECORDAR: Que los daños han sido muchos y reiterados, pero no hay ni un solo responsable señalado ni castigado. Frente a lo que ha ocurrido cada año es visible al menos la negligencia, aunque también hay visos de corrupción y omisión. Hasta el caso del ex titular de la CONAGUA estatal, Omar Komukai, ya se enfrió. En cuanto al Gobierno del Estado ni pensar que se esmeraran en investigar tantito.

2.- INSISTIR: En que no hay que perder la capacidad de asombro, porque lo más lamentable sería acostumbrarse o resignarse a que cada año habrá devastaciones. Con trabajo serio, bien planeado y honradez en la aplicación de los recursos es posible minimizar al máximo la situación. Hay otras entidades y países que han podido salir adelante. Lo sorprendente es que en Tabasco, por ejemplo, van cinco inundaciones seguidas y ni la administración estatal ni las municipales han adquirido equipo de protección civil adecuado y suficiente que pudiera ser de mucha ayuda en los momentos de emergencia. Es como si no les importara. Todo indica pues que hay un problema de gobierno. Lo peor que le ha podido pasar a los tabasqueños durante estos años son las inundaciones, pero también tener autoridades de honestidad extraviada e incapaces de resolver el problema.

3.- OTRO LENGUAJE: Las palabras permiten decir las cosas de muchas maneras. En un asunto tan complejo y redundante como el de las inundaciones resulta de mucha utilidad la visión de los artistas, que con su sensibilidad hacen entender de diferente manera la realidad. Hace meses le pedí al poeta Ramón Bolívar un texto sobre el tema. Los días y las semanas pasaron y nunca se publicó. Incluso en algún momento pensé que ya no sería necesaria su emisión, implícita la esperanza de que el agua no volviera a imponerse sobre terrenos y casas. Pero no fue así y por eso es oportuno que aquel texto emerja de su escondite. Estas son las palabras del poeta:

“Hace mucho tiempo, los hombres y las aguas coexistían. Ambos eran uno. El movimiento, diálogo. Si el agua crecía, él acomedido asciende. Si a ras de tierra ella, cual celoso vigía acampa él. Y dentro del ajetreo de los siglos, la piedra, el fruto, la canción, el ensueño.
Pero el tiempo es enorme y encubre todo. Otros hombres vinieron. Intercambiaron frutos, nuevas formas de vida, reconfortante lecho; y con el tiempo el oneroso olvido.
Pero como el agua tiene conciencia y anda sola, regresó. Otros ya los hombres, la habían olvidado.
En un instante acaso —el agua con el agua a la cintura— se posesionó de todo: oculta al cielo, el paisaje sumergido, la ciudad desolada. El terror emerge de ambas manos. Despavoridos corren los cuerpos desbocados. Un silencio flota, permanece.
—Bien lo sé, la vida busca vida: así es la vida siempre…”

fernandovazquezr@gmail.com

● ● ●

No hay comentarios: